jueves, 21 de julio de 2011

Los benditos moldes

Si hay algo que recordaba perfectamente de cuando era pequeña y tuve que usar brackets es la sensación horrorosa que me producía hacerme los moldes.
Sobre todo, porque en esa epoca utilizaban unos que eran ENORMES. La sensación es mas o menos la siguiente: agarrás un zapato de tamaño grande lo llenás de engrudo y te lo metés en la boca y eso si... la impresión de tus dientes debe quedar perfecta! ¿Poco agradable no?

Para colmo, la Dra regordeta que me hacia los moldes en mi infancia, habia encontrado un método muy pedagógico (?) de poner los dos moldes juntos (el de arriba y el de abajo) .... claro... si encuentran una criatura que pueda sobrevivir a semejante tortura, por favor me la presentan que le hago un monumento con mis propias manos.

Superado el trauma infantil, volvamos a la realidad. En el 2011 debo confesarles que los moldes son mucho más amistosos. No sólo vienen en colores lindos (vi verdes, azules y amarillos) sino que son de un material rigido y parecian plásticos. El engrudo ese que ponen tiene un cieeeerto dejo mentolado, pero no deja de ser un horripilante pasticho. La buena noticia es que ponen de a uno por vez y eso te da cierta ventaja. La mala noticia es que tiene que ser lo suficientemente grande como para que te cubra toda la boca, lo que hace que el molde llegue cerca, muy muy cerca, de las amigdalas, lo que produce una sensación nada agradable.

La solución: La Dra me decía que respire sólo por la nariz, yo encontré con que respirando por la boca y expulsando el aire suavemente, podia tener el molde puesto cuanto tiempo hiciera falta sin problemas.

EL DATO: Sin duda, lo complicado es tener puesto el molde superior que es el que toca las amigdalas (y aunque no lo quieras, por acto reflejo, te produce como una sensación de arcada). Una vez que eso sucede, no hay vuelta atras. Digo... pensar en pajaritos de colores o  volver tu respiración zen no sirve de nada (no pierdan tiempo, ya lo probe!). Generalmente, al momento de tomarte los moldes te ponen en una posición semi reclinada hacia atrás; pero para cortar esa sensación, lo UNICO que funciona es salir momentaneamente de la posición y reclinarse un poco hacia adelante. Es INMEDIATO. No es necesario hacer un movimiento brusco ni llegar a incorporarse del todo. Ya al depegar 45 grados la espalda del sillón es suficiente. Una vez que te reclinás hacia adelante, el aire fluye perfectamente, y como las amigdalas se abren mejor para darle paso al aire, el molde deja de hacer contacto con ellas y la sensación pasa. Una vez que pasó, vuelven a recostarse sobre el sillón y ya van a poder respirar normalmente.
Se los aseguro, no vale la pena intentar otra cosa buscando el "efecto mágico" esto es un movimiento de segundos y super efectivo!

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